miércoles, 29 de enero de 2020

Echarpe de Cachemira


Se supone que es la lana que cubre la parta baja del cuello, ahí donde acaricio yo a los perros, pero en la cabra. Lana de cabra del Tibet. (Digo yo, que lo del Tibet sería antes. No sé.) Es negra y gris y lo flipas de suave. Me la voy a poner y no me la voy a quitar nunca. Nunca. Me encanta. Me encanta un montón. Tengo que contárselo a todo el mundo. Me ha traído un echarpe de Dubai. Qué majo es.

Mi plan para hoy: terminar cuatro cosas de trabajo, tirarme en el sofá bien pancha con un libro y ponerme sobre los hombros mi nuevo y lindo regalo. ¡Y se puede caer el cielo! Yo no me muevo. Placeres así no se tienen a diario y lo que tenga que pasar, ya podrá pasar mañana. Yo hoy voy a leer y a tocar, a dos manos, mi fina lana de cabra hasta que el sueño que invada. Feliz tarde, guapas. 

Un beso con babas. mjo

Nota: ¿Puede haber algo más suave?

2 comentarios:

Gontzal dijo...

Creo que escuché contar una vez a Boris Izaguirre (el verdadero) que ese tipo de prendas las usaban sólo los principes pues la lana tenía un proceso de recolección curioso. Dejaban a las cabras (o lo que fueran) sueltas y después pasaban por las zarzas recolectando los hilos que se hubieran podido enganchar. De tal forma que al no arrancarselos in situ a los pobres animales estos no sufirieran. Los hilos ganaban en suavidad y eran tan escasos que las prendas eran exclusivas en su orígen. Esto lo escuché hace muchos años y ya no lo recuerdo con exactitud, pero me gusta recordarlos así.

Muxus.

marieta soul dijo...

Y a mí me gustará recordarlo así también. Gracias.
muak. mjo