Veinte años
No he escrito una sola línea desde el día que los policías llamaron a mi puerta para comunicarme que estaba detenida, hace casi tres años. Nunca he llevado un diario íntimo, siempre he preferido el cine y la literatura. ¿Para qué voy a escribir mi historia? me decía. Detención, prisión provisional, solicitudes de libertad, final de la instrucción, puesta a disposición del tribunal, todas estas adversidades debían tener un final. Un happy end, no podía ser de otra modo.
Mujeres de armas tomar. Mathieu Menegaux
La historia de Mathilde Collignon, la que “no tembló” al vengarse de sus violadores. Ella fue a la cárcel. Ellos no llegaron a entrar.
Un beso de domingo apagado. mjo
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