Estoy de fiesta. Si estornudo me duelen los nudillos, no me alcanza la voz ni para quejarme y la garganta y la cabeza me recuerdan lo poca cosa que soy en cuanto me da un aire y me hago pequeñita. Yo no tengo un talón de Aquiles, los tengo todos. Y periódicamente enfermo para después resurgir de mis escasas cenizas, con el puño en alto y la firme convicción de que a partir de ahora debo cuidarme más.
Coso, escribo y toso (cual tísica ensayista de algún siglo pasado) mientras escucho la Sarabande de Händel y eso me hace sentir bien. Nada es para siempre. Mucho menos un catarro. Y con buena música pasará mejor. Seguro. Mozar también ayuda, claro. Lacrimosa me va al pelo. Y para terminar, un Nessum Dorma que exalte mi espíritu y me lleve a la cocina a por más infusión de tomillo. Perfecto.
Estornudo, luego existo. Y cuando deje de estornudar, ... pongo a Dios por testigo...
Un beso a la dama de rizos que cada vez está más linda. mjo
1 comentario:
Escucha también "La Serenissima", y si de Lacrimosas y Nessum Dormas va la cosa, "Una furtiva lacrima" de mi querdisisisimo Luciano.
Cuidate, Fiore di Prato
Fátima
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