viernes, 16 de junio de 2017

Eneko Atxa y el mejor equipo del mundo


Anoche sólo quería soñar. 

Y ahora me muero por contarlo. 

Posiblemente éste sea el post más largo de este blog (aviso)

Veamos, podría empezar diciendo que anoche fui a cenar al restaurante Eneko, situado en el conjunto Azurmendi, de Gorka Izagirre, y que bla bla bla ...pero decir esto es decir muy poco o nada.  En realidad, para ser justa con la verdad, debería escribir algo así: 

Ayer, después de un tiempo de lavandas, escaleras, tijeras y cuerdas varias, acudí invitada, junto a mi guapo acompañante, a una cena en el nuevo restaurante de Eneko Atxa, en el que él  y su equipo  han creado un menú especial Sutan para llevarte de la mano por un sinfín de sabores, colores y texturas que nunca antes habías imaginado (no al menos con tanta intensidad ni con tanta originalidad, créeme.)

El recibimiento fue cálido, familiar, sincero, y yo me sentía feliz por poder compartir con mi pareja ese lugar y esas personas que por algunas horas, durante estos últimos meses, han sido (y son aún) una parte de mi vida. Después de unas palabras en ese hall que adoro por su hermosura, pasamos al restaurante y ocupamos una mesa de honor (a mí me pareció la mejor, claro) junto a la barra de la cocina donde se elaboraban los platos que después llegaban a nuestra mesa. 

El maître, con quien comparto un secreto de sangre, nos atendió como si fuéramos los únicos clientes de la noche ¿Qué digo? Mejor aún. Él nos habló en voz muy baja de matices e improvisaciones y sirvió en nuestras copas riquísimos vinos (primero blanco, después uno tinto, incluso un vino dulce ganador de algún importante premio. Arima.) 

Las personas encargadas de presentarnos los platos, de sugerirnos la manera de degustarlos, eran encantadoras (yo ya lo sabía) correctas, amables, suaves. Todo era fluido, el tiempo ...directamente no había tiempo. Se había borrado. Y con un respetuoso espacio entre plato y plato, fuimos degustando, disfrutando y comentando cada bocado. Sonreíamos en cada pequeña sorpresa; esa aceituna helada, la tierra negra, el vermut exquisito, de sabor intenso, mucho, como para despertar nuestros acostumbrados gustos y llevarlos de un lugar a otro sin necesidad de movernos del sitio. Tanto el alimento principal como cada detalle en el plato, servidos en una medida que a mí me parecía siempre perfecta, formaban (una y otra vez) un conjunto en armonía. Algunos sabores emocionaban (y no lo digo en broma) otros hacían cosquillas, otros te hacían cerrar los ojos. Yo quería retener en la memoria esas sensaciones y observaba contenta y agradecida la suerte que tengo muchas veces en la vida. Fui con la mejor pareja, saboree excelentes creaciones culinarias y me vi rodeada de personas amables y conocidas que dieron un valor mayor a todo lo que me ofrecía una cena de pareja en un restaurante importante. Muy importante.

¿Cómo voy a poder agradecer todo esto? 

Me llevo imágenes grabadas en el recuerdo que no voy a olvidar. (Por un momento quise tener mi cámara allí, lo confieso, pero seamos sinceras, si llevo la cámara no pruebo bocado, cada imagen era tan bonita, tan limpia, tan impactante, ... me habría pasado la noche acosando, fotográficamente hablando a esas personas que hacen con sus manos esas cosas tan especiales.) Observé, por ejemplo, una fila de 8 ó 9 responsables de cocina, firmes como un equipo sincronizado, esperando la orden de un italiano entregado a cada acontecimiento con los cinco sentidos, para la presentación de un plato. Vi como el maître controlaba absolutamente cada detalle mientras sonreía y servía vino con una mano en la espalda, como en el mejor cine de culto. Comprobé, con cariño, que algunas personas a las que no siempre vemos, son tan eficaces e importantes que sin ellas nada de esto sería posible. 

Estas palabras que escribo hoy aquí son para todas las mujeres y hombres que forman parte de eso tan grande que es Azurmendi.

Un beso enorme con sabor a ... (lo siento, no puedo elegir) mjo

Nota: Pirata Lara, ...gracias. No hay palabras. Y gracias al equipo de Gariza Films.

Otra nota: Y a Bodega, y ... 

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