Vaticiné un buen verano y debes reconocer que no me confundí lo más mínimo. Disfrutamos de una temperatura estupenda, el agua de nuestras playas invita al baño, las mañanas frescas al paseo, y las tardes a un helado bajo un cielo estrellado. ¿Necesitamos más para tocar la felicidad?
Pacientes esperamos una hora entera sobre esa escalera de piedra que rodea el Teatro Arriaga. Dormido el culo y las piernas y aún no había empezado. No pasa nada. Cuando empezó la función todo lo físico pasó a segundo plano. Buena ejecución, personajes bien definidos, la dramaturgia... esa no tenía demasiada importancia, un barco, un viaje o una isla desierta, ... imaginación y una vida dedicada al circo en su máxima expresión. Como una niña, yo, entusiasmada.
Gracias, artes escénicas, sois de lo mejor.
Un beso en tirantes y pantalón corto. mjo
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