jueves, 2 de agosto de 2018

No hables mal


No fumo, no grito, y no trasnocho si no es estrictamente necesario. Casi nunca bebo y si lo hago es en pequeñas cantidades, no veo la televisión, no como pan de mentiras, ni tomo bebidas con burbujas, no pruebo el paté, ni el azúcar refinado, ni la cafeína desde hace un montón de años. Recientemente decidí eliminar el té, la bollería por completo, y juré reducir considerablemente la ingesta de sal, que tanto me gusta. Todo esto lo hago simple y llanamente por cuidarme, por cuidar mi cuerpo, que solo tengo uno y quiero que dure mucho. 

Y para curar mi alma, decido, desde hoy, no hablar mal de nadie, por muy merecida que sea la ofensa. Sí, desde hoy, prometo no engordar la rabia con elogios malvados que no conducen a nada. Me niego a sacudir venenos. Me borro de la lista de personas que hablan mal de otras personas. Que una cosa es comentar y otra bien distinta criticar (y conocemos la diferencia) Si algo piensas y algo te molesta, ten el valor de hacerle frente, y si no te atreves... calla.

Un beso de verano con sombrilla. mjo

Nota: Si te hablan mal de mí, no lo creas. Si lo haces... te alejarán de mí 

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