"Y me detesté. Es decir, detesté a Gualta, idéntico a mí. Aquel acicalado sujeto catalán me pareció no sólo poco agraciado (aunque mi mujer -que es de bandera- me dijo luego en casa que lo había encontrado atractivo, supongo que para adularme a mí, (sino redicho, en exceso pulcro, avasallador en sus juicios, amanerado en sus ademanes, engreído en su carisma (carisma mercantil, se entiende), descaradamente derechista en sus opiniones (los dos, claro, votábamos al mismo partido), engominado en su vocabulario y sin escrúpulos en los negocios. Hasta éramos socios de los equipos de fútbol más conservadores de nuestras respectivas ciudades: él del Español, yo del Atleti. En Gualta me vi, y en Gualta vi a un sujeto estomagante, capaz de cualquier cosa, carne de paredón. Como he dicho, me odié sin vacilación."
Mala índole. Cuentos aceptados y aceptables. Javier Marías.
Pues perdón, pero yo conozco un tipo así. Con estos dos, ya van tres.
Un beso grande. mjo
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