martes, 8 de abril de 2014

Cerezo de Santa Lucía.


Allí me llevaba yo el sofá para leer tranquilamente. ¿Lo has visto? Está junto al puente, junto al estanque de patas y patos y demás seres vivos que habitan en esas aguas. Está cubierto de flores rosas. Entero. Es una imagen preciosa. En medio de tanto verde, un cerezo pintado de rosa. Impresiona. ¿No es cierto? Y ayer, y el domingo por la tarde, con esa temperatura de primavera agradable, ... daban ganas de tirarse bajo él a mirarlo hasta aburrirse. Pero no está la edad ni el grado de humedad del suelo para tales valentías. Es mejor permanecer en pie o imaginarse transportando un sofá de lino blanco hasta la vera de su tronco, para mirarlo y descansar, y leer y soñar. (Ay, quien tuviera un jardín para tender una hamaca bajo un cerezo de Santa Lucía al atardecer. O al amanecer. O a media mañana, ..)

Allí me llevaba yo .."Imaginar un libro que sea desde la primera hasta la última página un manual de sabiduría, una fuente de regocijo, una caja de sorpresas, un modelo de elegancia, un tesoro de experiencias, una guía de conducta, un regalo para los estetas, un enigma para los críticos, un consuelo para los desdichados y un arma para los impacientes. ¿Por qué no escribirlo? Sí, pero ¿cómo? y ¿para qué?" Julio Ramón Ribeyro. Prosas apátridas.

Lo devuelvo, junto con el último de Anna Gavalda. Espero poder hablar contigo de ellos. 

Un beso nuevo. mjo

No hay comentarios: