martes, 22 de abril de 2014

Llegará.


Es viuda, y no quiere serlo. La vida fue así de traicionera y no hubo remedio. Le cuesta dormir y le cuesta despertarse. No puede. Aún no le sale. Le dicen, le digo, que llegará una noche con sueño, y una mañana alegre, pero mientras tanto, día a día, sólo está la espera. Le digo, también, que no se hable de dolor, que no se diga una y otra vez lo mucho que le quería, la desgracia que fue su pérdida. Tal vez un día me atreva a proponerle el juego de ser feliz para compensar tanta pena, para devolverle a la vida tanto cariño como ella tuvo con su marido. Tal vez cuele. Tal vez. Mientras tanto sólo cabe seguir, escuchar, cuidar lo que tiene y lo que tenemos de ella, que no es ella entera (lo sabemos), sino la parte que queda de una persona alegre sin alegría, pero a la que apreciamos igual.

Ayer estuve con una viuda joven. Empieza el mismo camino que un día empezaste tú. Cuánto dolor.

Sé que leerás esto.

Un beso grande. mjo

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