lunes, 23 de marzo de 2015

Me besó.


Me besó con sus ojos de rubio y su boca pequeña. Me beso (incluso) varias veces. Despacito. Con cariño. Con cara de trasto, con chocolate y galleta, con gracia. Con las manitas en mi cara. El otro no me besó, pero me quiere igual. O no, pero ya me querrá. Yo no voy a parar hasta que me de un beso, o varios.

Me encanta no quedar con ella, no hacer planes, no encontrármela cuando la espero. Me encanta que todos nuestros encuentros sean fortuitos, locos e improvisados. Aunque yo creo que ya podríamos atrevernos a dar el paso y plantear algo más formar: una cita, una comida o una merienda. 7 es un número muy bonito para pasar la tarde; para perder unas botas, para robar un café o para hablar por el teléfono móvil y comprobar que los labios no coinciden con la voz. Es bonito número para buscar grifos y comprar una silla y una mesa; y un salva mantel, o 651, ¿qué más da? Me encanta cuando nos juntamos y nos mezclamos y cuando ninguna conversación tiene final porque hay que bajar a uno de una silla o volver a guardar, otra vez, las dichosas gafas de sol. Me gusta un montón.

El rubio me besó, el moreno no, pero un día me besaran los dos y bailaremos un rock and roll.

Un beso de primavera despistada que no sabe si salir. mjo

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