jueves, 5 de marzo de 2015

Yo me troncho conmigo misma.


Sobre todo cuando me despierto a las 4 de la mañana y ya no me puedo dormir. Hoy puedo estar brillante o catastrófica, genial o desastrosa.

Y es que ya empiezan los nervios. Falta menos de una semana. El local está más o menos. Los papeles en orden aunque aún me falta alguno y me muero de ganas de que empiece a venir mi gente amiga a dar opinión sobre lo que voy haciendo. Sin prisa, en grupos pequeños o (mejor aún) por parejas. La cosa tiene 12 metros cuadrados, con lo cual no ha sitio para mucho movimiento. Para abrir la maleta hay que quitar la silla, para mover el biombo hay saltar el cubo, ... y para sacar la escalera hay que mover el cubo, quitar el biombo y dejar la silla en la calle. Pero es un lugar bonito, a mí me gusta.

Hoy vienen a mirarme la puerta, que se clava en un punto determinado y ni para un lado ni para el otro. Y no sabes si quieres entrar o si ya te estás yendo. Y tengo que decidir que hago con la ventana. Decidir yo, que horror. Pídeme otra cosa. Y quiero hacer, si hoy me da tiempo, un cartel de esos que ponen en las puertas para que no entren los perros, sólo que yo (que no tengo problema alguno con semejante animal) quiero colocar uno que diga: Se admite toda clase de animales, pero ten en cuenta el tamaño de este espacio, elefantes (por ejemplo) no caben.

Un beso enorme de la futura empresaria locuela. mjo

Nota: Se admiten (además de sugerencias) grandes donaciones.

Otra nota: Lo dicho, hoy estoy fatal.

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