lunes, 1 de junio de 2020

Repunte


Subimos las escaleras y huele a café. Todos los días. Todas las mañanas. (No lo pruebo desde hace más de quince años, pero me sigue pareciendo uno de los olores más ricos de este mundo.) Agradezco el aroma aun no sabiendo de qué piso proviene. Y agradezco llevar mejor lo de subir las escaleras de dos en dos y no perder el aliento. De algo tenía que servir tanto paseo mañanero. 

Desde el 2 de mayo, no hemos faltado a la cita de la caminata vespertina y al paseo con la fresca de la tarde. (Parezco de pueblo, es cierto.) Hasta tres horas de vueltas, subidas y bajadas hacemos entre ovejas trasquiladas, terneros adorables y cabras que dan graciosos saltos a nuestro paso. Maravillosa naturaleza cercana. 

Y desde ese día, en el que nos concedieron un poco más de libertad, personas y más personas se cruzan en nuestro camino. Ellas también suben y bajan y van y vuelven, y nuestras miradas se miran y nuestros saludos se cruzan. Ha ido en aumento el número de buenos días y egunones, un repunte en el número de sonrisas y bromas, de guiños, desde el otro lado de la carretera. Solo algunas se resisten. Solo las más extrañas siguen con la mirada fija y no giran la cabeza, ni agradecen la mirada. Son las menos, cierto, por haberlas ... 

Un beso a esas personas que sonríen cada día. mjo

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