domingo, 5 de febrero de 2023

El Tilo

 

Desde el Azkuna (antes  la Alhóndiga) hasta el teatro Arriaga en 20 minutos. Podían haber sido 15, pero bajaba contra una marea humana ávida de escaparates gigantes. (Casi) siempre voy contra la corriente. Llegué la primera. Ocupé una mesa al fondo. Qué suerte -pensé. Seguido llegó la chica que pinta los flamencos que nos enamoran. Con esa sonrisa tan linda suya que le hace cerrar los ojos. Al minuto apareció la parisina de esta cuadrilla de tres. Seamos francas, el lugar ganó en estilo cuando ella entró. Brindemos al César, lo que es del César.

La conversación brotó como brota siempre entre nosotras. Desordenada, divertida, atemporal. Un amasijo de recuerdos, gustos, planes y novedades. 

La chica del batido de chocolate no preguntó por mi desaparición. Lo dejamos para el final. Le dedicamos unos minutos y todo quedo dicho. Todo entendido. Todo olvidado. 

Hoy me muevo entre la alegría de haberlas visto y la ilusión de volver a verlas más. Siempre me pasa. Tal vez añoro la cotidianidad de cuando estudiábamos juntas. No, no es eso. Me gusta el presente de nuestra relación. Desordenada, divertida y atemporal ... Y no puedo evitar pensar: qué bonito poder decir que he quedado con mis amigas de la facultad, en El Tilo de Mami Lou, abajo de la Gran Vía.

Un beso de flamencos, libélulas, y también mariposas. mjo

2 comentarios:

Eva dijo...

¡Qué bonito escribes, Marieta! ¡Qué ilusión reencontrarnos! Ya queda menos para la próxima :).
Besos que dejan marca 💋.

marieta soul dijo...

¡Tú sí que eres bonita!

Nota: No lo olvides. El peligro de estar cuerda. Rosa Montero.

muuaakkk