miércoles, 27 de mayo de 2015

Rojo y blanco


Nunca he sido yo muy futbolera. Pocas veces en mi vida he visto yo un partido de fútbol. Y pocas me he apasionado o exaltado o desilusionado por el resultado de dicho vitoreado deporte. Nunca he tenido una camiseta, bufanda o pañuelo con los colores de ningún equipo. Y nunca he entendido muy bien los mecanismos de los enfrentamientos o las ligas. Menos aún... de una champion. Pero esta vez ... algo pasa. Algo se mueve en mi interior. Algo parecido a un cosquilleo. No es hambre, eso es imposible. No son nervios. Poco probable también. (Ultimamente estoy más pancha que un lagarto hinchable en una piscina grande). Yo creo que empiezo a entender esto de sentir los colores. Y me estoy dejando contagiar de la fe de las personas que me rodean (y a las que aprecio mucho mucho) y si ellas sienten, pues yo siento también. 

Y aquí me veo, haciendo unas cositas en blanco y rojo para llevar al trabajo mañana. Para acompañar a las personas que estos días los viven como algo especial. Y que el sábado estarán cruzando los dedos y aguantando la respiración para que se pueda sacar la gabarra a pasear. Y yo también, claro, voy a ver el partido con la camiseta de los colores del equipo de la catedral. Toma ya.

Un beso de trébol. mjo

Nota: Gracias, A.M.D., por esa primera tira nuestra.

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