jueves, 17 de marzo de 2016

Me lo han quitado


Me ha mirado con cara dulce. Con esa cara que pone ella de ... pues me lo llevo yo, si nadie lo quiere. Con cara de no tengo prisa, pero si empiezo a leerlo esta noche... mejor, claro. Y yo hacía que no veía esa cara. Yo no la miraba. 

Me he quedado sin Murakami. Así, de un día para otro. Tenerlo, desearlo y despedirme de él. Todo en día y medio. Y no es la primera vez, no. Con su compañera de al lado me ha pasado un montón de veces. Lo tienen bien estudiado. Y yo siempre caigo. He terminado el último, ya no tengo nada que leer, ... y zas! pico el anzuelo y me quedo sin libro. Lo cedo, lo suelto, lo libero, y me conformo con el que nadie quiere; el de la loca, o el del raro, o el del olvidado. 

Nada. A esperar. Me pondré en la cola. En la lista de espera. Lo leeré cuando ya lo hayan leído ellas, las veloces de la cuadrilla. Las que me miran muy bonitas y muy buenas.

Un beso de maestra sin tiza. mjo

Nota: Sabéis que no me importa y que me encanta poder contemplar esa necesidad de leer.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenos días, Flor:

A mí me está encantando "El infinito en la palma de la mano" de Gioconda Belli.
Mil besos y un abrazo
Fátima