martes, 21 de febrero de 2012

De zombi.


El pasado jueves me acerqué al rincón con una aguja, unas tijeras, hilo gris, trozos viejos de tela y lo que iba a ser un (estupendo) disfraz de zombi para mi hijo. Era su sueño. Ser un zombi por unas horas. Ay, madre, pensé yo. Me van a llamar de la escuela. Princesas, guerreros ninjas, mariposas, malabaristas, .. iba a ver de todo, y además ... un zombi. Pues vale, pensé otra vez. Si él quiere ir de muerto viviente, manos a la obra. Y como no tenía mucho tiempo, me llevé la costura a la biblioteca. Mientras hablábamos de cine y literatura yo le daba puntadas a la camisa. Terminé el disfraz a tiempo y para el viernes ya estaba listo.

El asunto es que hoy también quiere llevar la misma ropa, y además nos ha pedido a su aita y a mí, que nos hagamos un disfraz igual. Sí, claro. Facilísimo. Y para esta tarde.

Aquí me tienes preparando la carpeta para ir a una reunión y pensando de dónde voy a sacar yo ropa para hacerme un disfraz de miedo y no pasar frio (cosa muy importante) para sembrar el pánico (o la risa) esta tarde de martes de carnaval con mi marido y mi hijo.

Aiguanchucrileeeeeer!

Un beso. mjo.

Nota: ya sé que se escribe zombie, pero ... es más incómodo.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

cri-ler-nait
an noguansgona seib-yu
fronde bistabout toestraic

aiguanchucrileeeer............
¡que os divertais!

Anónimo dijo...

perdón, quicir "divirtáis"
¡Vaya fallo!

Anónimo dijo...

Hola bigote. ¿Qué tal el chinchón? La (accidentada) cita de ayer queda aplazada para este viernes. ¿Os apetece? Prometemos ir de pensonas normales. Un besote.

Anónimo dijo...

Me parece perfecto, pero sin bigote.
Lo digo por mi.

Anónimo dijo...

Te mato.