sábado, 10 de enero de 2015

Existe vida.


Llegó. El día marcado con rojo en el calendario y con la palabra estreno escrita en mayúsculas, ... llegó. Y hay vida. Siempre hay vida después del estreno. Y tienes que recoger los dibujos, los patrones, los hilos, te acuerdas de las amigas que no han podido venir, y de las que olvidaste avisar para que vinieran. Te alegras porque ya ha llegado el momento, aunque sabes que no es el final. Hay que retocar algunas cosillas. Siempre hay algo que mejorar. Y te pones un poco triste porque, como a un hijo que se hace grande, lo tienes que dejar marchar (esto último es coña, perdón por la palabrota, no me da ninguna pena. Ahora a desear otro espectáculo y otro vestuario que desbaratar.) Lo que decía, ahora toca recoger los hilos, sobretodo porque en un rato viene todo el mundo a comer. Bien sabido es que el mismo que pone las luces hace las alubias en casa y para hoy ha preparado una crema y un pescado que no se pueden rechazar por muy larga que fuera ayer la juerga. (Yo no lo sé, me vine pronto a casa que había prometido lectura de Mortadelo y Filemón con voces y onomatopeyas.)

Os dejo, que estoy viendo alfileres hasta en los cojines de sofá. Qué horror.

Un beso de costurera con problemas de lateralidad. mjo

Notas: Hoy reestreno, a las 6 de la tarde. En el Zornotza Aretoa.

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