Hay días de sosiego, días de alegría, días de generosidad, días de .. todo tipo de días. Y hay, inevitablemente, días en los que no pasas ni una y pegarías a quien asoma su rostro para tocarte .. la nariz. Ayer fue un día de esos. Un día, verdaderamente, peleón. Y es que si a las circunstancias le juntas las dos frases mágicas ... ¡Buah! Qué me sujete alguien, por favor. Esas dos frases que yo tanto esquivo por no meterme en problemas serios con la autoridad son: No me estás entendiendo. Y ... Perdona bonita, pero estás muy equivocada. Sólo de escribirlas se me ponen los pelillos como escarpias. ¿A qué sí? ¿A que tú también lo ves? Son frases cargadas con veneno verde. Nocivas. Engañosas. Malas muy malas. No puedo (ni quiero poder) con ellas. No las soporto. No las aguanto. Y ... definitivamente, encienden en mí un motor de arranque que ya luego no se puede parar. Matar o morir en una discusión, si no se respetan las normas, y pronunciar esas dos frases es apostar con un riesgo muy alto. Lo siento.
Menos mal que cada vez son menos las personas que, en mi vida más cercana, utilizan semejantes construcciones verbales tan de moda entre las conversaciones de barra o terracilla a las que no estoy acostrumbrada. Menos mal que la gente así ... pasa una vez por mi lado y no repite. Porque el puntapié suele ser interesante.
Un beso a las personas que respetan las normas de convivencia social. mjo
Nota: ¿Cuál es tu frase más aborrecida?
3 comentarios:
"¿Me entiendes lo que te quiero decir?"
R
¿Y ya echas curriculums?
R
"Perdona? Espera que no me has entendido" uuuufffffff.... Patadas pegaba yo.... Jejjeejje.... Es mejor reírse o ser sarcástica con el interlocutor...
Elena P.
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