martes, 10 de enero de 2017

Argentino, claro.


"A la gente del pueblo no le atraían, del circo, ni los payasos ni los animales cansados. El que de verdad los cautivaba era el maestro de ceremonias. Arístides Lombardero se llamaba. Algunos decían que no. Que en la intimidad de los carros rodantes su mujer lo llamaba Carlos, y que Arístides era su nombre artístico. Otros pensaban que nadie podía elegir un nombre como ese, y que la única justificación para cargar con él, como una condena, era que a uno lo hubieran bautizado así."

El libro es de Eduardo Sacheri. La noche de la Usina

Me lo regaló ayer un hombre viajero con nombre de poeta romano al que he conocido estos días pasados. No ha parado de ir de un lugar para otro, y aparecía cuando menos lo esperaba, pero siempre en el mismo sitio. Hoy se va otra vez. Espero encontrarlo de nuevo.

Un beso internacional. mjo

Nota: Le debo un libro, caballero.

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