Mi padrino se llamaba Valentín. No tengo recuerdos de él. Tan solo sé de él lo que me contaron. El panadero que llegaba cada mañana a nuestro barrio con el pan más rico y tierno de mundo, también se llamaba Valentín. Y un amigo, familiar de lejos, aunque muy cercano a mí, también se llama así, y hoy pienso en él porque intuyo sus sentimientos.
No hay palabras.
Un beso y un abrazo largo y en silencio. mjo
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