jueves, 2 de mayo de 2013

Lágrimas.


"Pocas mujeres desconocen el arte de los ojos: la mirada. O lo aprenden mirando o ya nacen con él del vientre de sus madres. Para la brillantez de la mirada he de darte una receta de probable eficacia y de improbable daño. Consiste en enjuagarte los ojos con una solución de dos pizcas de sal por litro de agua hervida. Ya sé que algo tan simple no te sonará mágico. La sencillez inspira desconfianza; es esta la razón por la que brujos, curanderos y médicos viven inventando palabras y con juros bastantes altisonantes: nadie cree en lo simple. Lábate pues los ojos con lo dicho, y mientras te los lavas pronuncia esta plegaria de misterioso enbrujo: Inocuo antojo, inicuo abrojo, dama la luz del ojo!

Más nítidos tendrás los colores del iris, más transparente córnea, más libres las pestañas, más blanco el blanco que enmarca el más brillante prisma de tu cristalino. Y alumbrará tanto tu mirada que los que alcancen a vislumbrar por un momento tus pupilas no podrán más que parpadear de asombro."

Héctor Abad Faciolince. Tratado de culinaria para mujeres tristes.

Un beso sin tristezas. mjo

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