"Oiquixa era una pequeña población pesquera, con callejuelas azules, casi superpuestas y unidas por multitud de escalerillas de piedra. Parecían colgadas unas sobres otras, porque Oiquixa había sido construida en una pendiente hacia el mar. Una sola calle, ancha, llana, atravesaba el poblado y recibía el pomposo nombre de Kale Nagusia, porque en ella se elevan orgullosas las casas importantes de la localidad. Kale Nagusia avanzaba, avanzaba hasta convertirse en un camino largo y estrecho que se adentraba en las olas. Lo remataba un viejo faro en ruinas, cuya silueta se recortaba melancólicamente sobre el mar. Cuando llovía, parecía resbalar un llanto nostálgico sobre sus piedras."
Ana María Matute.
Pequeño teatro.
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