martes, 19 de julio de 2011

Un poco oscura.


No sé si es la luna, falta de vitaminas o "cansancio vulgar nada más" (que diría Silvio Rodríguez), el caso es que ando un poco oscura ultimamente y no encuentro cosas divertidas para contaros en este blog.

Y pienso ... si no tienes nada divertido que contar ... a callar. Y no escribo.

Creo que me hace falta un poco de juerga. Ando demasiado formal. Un poco de música, baile, media cerveza (que con una entera me emborracho) y gente amiga que me recuerde que ver la botella medio vacía no merece la pena. Total, nadie la va a llenar por mí.

Ánimo mjo. Tu puedes. Mañana te levantas temprano, te vas a correr o a andar (algo de deporte siempre ayuda), un buen desayuno, te arreglas un poco (que ya llevas tiempo sin mirarte al espejo) y te vas a ver a esa amiga que siempre te hace reír cuando le cuentas tus penas. Después planificas la semana, te compras algo bonito y vas a la peluquería. Y empieza a pensar en las vacaciones de verano que están a la vuelta de la esquina y no tienes vikini nuevo.

... Concierto de Mahler, actuación de Markeliñe, cena con una amiga a la que no ves desde hace un año (y vive a 10 km), cumpleaños de Coyote, comprar otro regalo de "ratoncito pérez", ...

Un beso. mjo. Y ánimo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Si no tienes nada divertido que contar... pide que te cuenten algo divertido. Quizá las carcajadas no acudan esta vez, pero una sonrisa en esas ocasiones en que tooodo peeeesa uuuuuna barbaridad, vale una ídem. Y como estamos sanas y fenomenales, ¡arriba ese ánimo y a trotar por las aceras, caminos o veredas de la vida. Uhhm, y a la luna, una pequeña reprimenda: A mí, avezada playera, ayer me pasó lo que cuando sucede al guiri acostumbrado a las pequeñas mareas del Mediterráneo e instalado plácidamente a tu lado, sin sospechar que el Cantábrico es de otro pelo, provoca el cachondeo generalizado de los/as chicarrones/as del Norte. El agua me pilló la bolsa, las chancletas de mi pequeña titiritera desaparecieron un buen rato, mimetizadas con la espuma del oleaje y tuvimos que refugiarnos en la duna para recomponer nuestro kit playero. Tuvimos suerte, ¡la ropa y los libros estaban secos! Muacc e forza, Marijo!

marieta soul dijo...

Vale, la imagen bien merece una sonrisa, y que tú escribas aquí, dos. Te echaba de menos.
La próxima vez que te relajes en la orilla, un consejo: ata con un lazito las chanclas y la silla playera para la lectura a una farola, que un día te veo en La Gaviota y tú sin enterarte de nada.

Muak haundi bat. mjo