miércoles, 22 de febrero de 2017

4ª Edición


"Addie se levantó y salió y regresó a casa, y él se quedo observándola desde la puerta, una mujer de setenta años, complexión media y pelo blanco alejándose bajo los árboles iluminada a trozos por la farola de la esquina. La leche, dijo Louis. No te embales."

Nosotros en la noche de Kent Haruf

Sé que ahora estás leyendo estas palabras. Todos los días lees este blog antes de empezar con las cien mil cosas que te piden según entras por la puerta. En una ocasión, por esa misma puerta, entré yo, y dejé sobre tu mesa una nota. Volvería a hacerlo todos los días, pero no puedo. Lo que sí puedo hacer es escribirte (incluso dejarte un mensaje en el buzón de voz. ¿Te has reído, verdad? Aún recuerdas aquel infinito mensaje.) Puedo escribir que agradezco muchísimo el regalo. Más aún la charla junto al coche. Y poder darte besos de pueblo. Sonoros. Sinceros. Te quiero desde el día que te conocí. Seguro. Aunque no lo recuerdo. No recuerdo ese día. Pero sí otros muchos. 

Un beso de tela azul. mjo

Nota: Y que sean un montón de días más. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Por leer palabras así merece la pena levantarse cada día. No sólo el día en que se leen no, sino cada uno porque luego se quedan enrededas dentro.
Hoy he tardado un poco más ne poder leer, pero si hubiera sabido lo que me esperaba me habría levantado corriendo d ela cama y habría encendido el ordenador en casa. Como una niña la mañan de Navidad.
¿Ya te he dicho mil gracias? ¿te lo he dicho mil veces? Pues mil veces mil gracias por toda tú.
Un beso de los tuyos, de los sonoros, de lso de pueblo
Fátima

marieta soul dijo...

Ahora lo digo yo: MA CHE BELLA SEI, AMORE!