Esos pequeños placeres.

El olor de la tierra mojada. La ducha de la mañana. El olor a café. Las tostadas calientes. El sabor de la fruta. Tu canción favorita. La risa de tu hijo en la piscina. La cerveza fresca. La barbacoa del domingo. La siesta. El sol en la cara. El paseo tranquilo. La almohada blandita. La lavanda fresca. El olor a tomillo. Las bromas. La charla sin prisa. El vino blanco. El sofá y la manta. El té de canela. La ropa planchada. El aire en el pelo. La luna llena. Las manos suaves. Ese pañuelo de tela de la abuela. Las amigas. Los amigos. La familia. Y por supuesto, por supuesto, ... la tarta de manzana de mi amiga J.

Hay en la vida un montón de pequeños placeres que no se pueden pagar con dinero. Gracias a ellos ... la vida es (mucho) mejor.

Un beso a todas las personas que sonríen de vez en cuando. (Aunque estén disimulando)
marijo.