martes, 6 de septiembre de 2011

El calambre de Nadal.


Pobrecito. ¡Qué dolor! Lo vi ayer, en las noticias de la noche.

Yo no sé lo que es tener un calambre en una pierna por el esfuerzo (y la falta de azúcar y agua) que debe ser el causante de semejante malestar. Será que hago muy poco esfuerzo cuando hago algo de esfuerzo. No lo sé. De todas formas lo que sí sé es que aunque un día (en uno de mis cortos paseos matutinos) me de un calambre (cosa que dudo, ya digo, por la falta de esfuerzo) y aulle como un lobo en noche de luna llena, no se va a enterar ni el apuntador y el pobre Nadal, mira todo lo que hace y ahora va a resultar su calambre una de las noticias más vistas en el mundo del deporte. (Eso y una derrota en el baloncesto que mejor no mencionar.) Es lo que tiene ser famoso, que no se te puede caer la servilleta sin que se entere medio mundo. O por decirlo de otra manera, es lo que tiene no ser famosa, que una puede salir a andar por las mañanas sin peinarse y con un calcetín del revés que nadie se va a enterar.

Un beso, buen día y luego os cuento el libro que acabo de empezar. Ahora tengo que echar a lavar los calcetines de andar.

Nota: He dormido 7 horas y media de tirón. mjo

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Yupiiii! (Por lo de dormir digo, no por el pobre Nadal, claro)
Besos
Fátima