sábado, 10 de octubre de 2015

Adolescentes.


Conversaciones extrañas que no consigo entender. Números, siglas, fechas. Un mundo de experiencias que no he vivido (porque no me ha tocado) y que no llegaré a vivir (porque creo que no me lo va a pedir el cuerpo). Se ríen de las mismas bromas, entienden los mismos chistes, controlan el mismo idioma. Son tribu Mangamore. 

Me miran lo justo cuando me siento a su mesa, yo también quiero hacer papercraf - digo, aunque solo sea por pasar el rato con la antena puesta y el cerebro atento. Me producen una curiosidad enorme. Una lleva gafas de aviador de diadema, nada más y controla de juegos y no sé qué cosas. El que enseña sabe mucho de eventos, los enumeran uno a uno con sus virtudes y sus defectos. Y el chico de las marcas en la cara, dentro de su aspecto de niño tímido es un fiera en ... algo que tampoco controlo. Soy como una seta en una playa del Caribe. No pinto. No pego. Pero recorto, formal, por la linea de puntos, yo recorto. Al irme me despido pero no me oyen. Y no es que sean personas antipáticas, es sencillamente que dentro de mi sosería (física y lúdica) soy, a pesar de mi buena idea y voluntad, total y pasmosamente ... invisible.

Un año más pienso: juventud ... divino tesoro por investigar.

Un beso de vídeo juego. mjo

No hay comentarios: