lunes, 4 de abril de 2011

Gracias, Karol.

"Al día siguiente del funeral, Lucy se despertó como todas las mañanas, media hora antes que su esposo y los chicos. Enchufó la terma, se miró la papada y las bolsas de los ojos en el espejo. Luego preparó el café, puso tostadas, hizo sandwiches de huevo duro y atún para la lonchera de los chicos, planchó la camisa azul, tomó nota mental de pulir los azulejos de la cocina, arrancó a Sergio de la cama y despertó a Mariana, tocó la puerta de Papapa, volvió a arrancar a Sergio de la cama, despertó a Alfredo, volvió a arrancar a Sergio de la cama, verificó que hubiese toallas en el baño, oyó gruñir a Alfredo porque él quería la camisa blanca, plancho una camisa blanca en treinta segundos, ayudó a Sergio a lavarse los dientes, agrupó las pastillas de Papapa, oyó las quejas de Mariana porque los sandwiches de atún y huevo duro apestan las loncheras, tocó la puerta del baño para que saliese Alfredo, le dio a Papapa sus pastillas y un vaso de agua, encontró el portafolios que Alfredo había dejado en la lavandería, le dijo a Papapa que mejor se bañase al volver de su paseo, le recordó a Alfredo su cita con el doctor, desenchufó la tema, se despidió de todos con sendos besos y sandwiches, se encerró en el baño y se echó a llorar."
Santiago Roncagliolo, de su libro "Pudor"

Lo he terminado. Te lo llevo. Y ... quiero más.

Un beso grande para todas las mujeres que se miran las bolsas de los ojos en el espejo. mjo

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Eso está hecho! encantada de traficar libros contigo.
un besote
Millás.

Anónimo dijo...

rutina.
(Del fr. routine, de route, ruta).

1. f. Costumbre inveterada, hábito adquirido de hacer las cosas por mera práctica y sin razonarlas.

Diccionario de la Real Academia Española.

¿Cómo vivir sin la literatura, sin los libros, sin bailar con las palabras, jugar con las frases, sufrir con los párrafos, gozar al límite con los textos?
La rutina sería únicamente eso, una mera costumbre inveterada... Y, aparentemente, no crearía bolsas en los ojos, no nos obligaría a saber que arrancar a Sergio de la cama equivale a, por lo menos, tres viajes a su habitación.
No nos haría sentirnos reloj despertador, agenda, cocinera, planchadora, lavandera, enfermera-cuidadora...
Y no nos llevaría, con mayor o menor frecuencia, a encerrarnos en el baño a llorar.

Un beso enorme también a quienes sabemos que las bolsas de los ojos son mucho más que meros 6. f. Abultamiento(s) de la piel debajo de los ojos.