lunes, 13 de octubre de 2014

Cara de boba.


Llevaba meses protestando, refunfuñando y renegando de éste, mi ordenador portátil. Harta de una lentitud escandalosa he decidido telefonear al establecimiento de donde lo saqué y a donde corro ignorante y febril cada vez que falla algo. Como siempre, me han atendido con rapidez y paciencia. ¿Qué le pasa? - Va muy lento. No carga las páginas. No puedo ver vídeos. (Gimoteaba yo en el mostrador) Y por arte de magia, delante de mis ojos, empieza a hacer todo eso que yo hace meses no veía. Increíble, pero cierto. Cara de boba no, cara de muy boba se me ha quedado. Apaga y enciende el Router. Me han dicho. Y obediente yo, me he ido a casa con una sensación que no es fácil describir sin utilizar palabras como tonta, boba, corta, ... etc (Tampoco es cuestión de ensañarse.)

Lo primero que he hecho ha sido comprobar las conexiones y ... ¡bingo! un cable se las veía negras para no verse involucrado en una caída libre de su enchufe correspondiente. Vamos, que estaba suelto, muy suelto. Y claro, hacer de esa manera conexiones, pues no. El pobre, bastante hacía. Mala me siento, por tener así las cuestiones de alimentación de los aparatos que viven a mi servicio. Porque claro, hay otra y es más gorda: tenemos la tele desenchufada (fingiendo avería) desde primeros de agosto. (No explico aquí los motivos, que si no me alargo. Otro día.) Y pienso yo ¿Y si un día los enchufes, ladrones, claves y demás elementos se alían y me toman como prisionera para pedir el fin de las injusticias con las que penan su servil existencia? Ahí sí se lía buena. Horror.

De momento yo ya disfruto del cacharro a pleno rendimiento, como en sus viejos tiempo y la cara de boba ya se me irá pasando con el tiempo. Peor fue aquella vez que llamé a un técnico de lavadoras y ... (esto también, otro día)

Un beso con corriente alterna. mjo

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