viernes, 15 de mayo de 2020

Yo no quería pero ...


Entre telediarios, prensa digital, pareja y amigas, tengo más información de la que puedo asimilar, y eso sin contar con la inestimable ayuda del señor de bigote y perilla que cada mañana me alegra la vida con sus bromas al otro lado de la línea telefónica. Política, sanidad, modelos de sociedad, reconstrucción de un país, alternativas, opciones de futuro... 

Y esta vez no diré eso de dudo luego existo, sino ... perdonen, pero no entiendo nada. 

Sol, viento, ríos, una tierra rica en suelo para agricultura y ganadería, mares, costas, playas, pesca, personas fuertes, valientes y decididas, personas que dedican su vida a la ciencia, a la investigación, la cultura, el arte, ... y solo se nos ocurre explotar nuestra riqueza para complacer al turismo extranjero de manera que, si lo perdemos, nuestra economía se va a la porra. Pues no lo entiendo.

Más cosas que no entiendo. Concentrarse el 8 de marzo no fue una buena idea, pero ahora un tipo con un palo de golf le pega a una farola (o una señal de tráfico, no estoy muy segura) y otro invita a todo el mundo a salir a la calle a manifestarse en la vía pública. Pues no lo entiendo.

Limitaciones para deporte, para paseos, para encuentros familiares, pero cada tarde veo por mi ventana corros de hombres bebiendo, una tras otra, un montón de latas de cerveza que acumulan en la mesa como quien expone su colección de sellos valiosos. Y yo mientras, aplaudo al personal sanitario que a la hora de arriesgar su vida no distingue entre personas sensatas y tarugos del tres al cuarto. Pues no lo entiendo. (Su comportamiento, digo. No el criterio sanitario)

Un beso de yo no quería, pero al final ... lo he dicho. mjo

2 comentarios:

Gontzal dijo...

Vivimos en la sociedad de Santo Tomás. Ver para creer. La sociedad no está siendo cívica, salir para aplaudir parece un acto para limpiar conciencias más que un agradecimiento sincero. Asomo por mí balcón y veo gente despreocupada en la terraza sin mantener la distancia necesaria. Tampoco el hostelero parece preocupado por ello, su preocupación es ganar dinero.
Trabajo en el hospital y estamos avisados, la previsión es que en noviembre haya un brote grande de nuevo. Es la realidad.

Entiendo la dificultad del equilibrio, la gente quiere seguir manteniendo su negocio y necesita clientela, es difícil. Además las personas quieren vivir su vida como mejor les parezca y eso incluye el terraceo, no lo discuto.
La pregunta es qué está está sociedad dispuesta a perder a cambio de mantener la salud?
Si este virus fuera igual de letal con todos los sectores de la población, quizás la sociedad tuviera más respeto.

Un beso de equilibrista en el alambre.

marieta soul dijo...

Amén.

Un beso de malabarista. mjo