sábado, 5 de febrero de 2011

¡Qué bonito concierto!

Alos Quartet, ayer. Fue un privilegio. No exagero. Muy bonito.

Siempre he pensado que no hay color entre oír un disco y ver un concierto. Yo, que nunca estudié solfeo, me revuelvo de la envidia cuando veo tocar un instrumento. Oír buena música es un placer. Ver a los músicos ejecutar ... aumenta siempre ese placer. Al menos en mí. No lo puedo evitar.

Ayer fue un día loco, viernes, víspera de Santa Ágeda, movimiento, diversión, niños cantando, ... pero el mundo se paró. Se hizo bonito y sereno al llegar la hora en el Areto. Alos Quartet llenó el espacio de costas vascas y de acantilados. Nos llevó de un lugar a otro sin movernos del asiento y nos hizo soñar, vivir, sentir. Y no sólo a mí, lo sé. "Oso ondo!" gritó alguien entre el público, "¡Muy corto!" dijo otro.
Gracias por venir (a los que habéis venido), lo lamento mucho (por los que os lo habéis perdido). Si alguien quiere escucharlo, yo tengo el disco. Edu, Inés, vosotros seréis los primeros.
Muac. mjo

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