Ha pasado más de un mes y no he escrito nada. Nada de nada. Ni cerrado por ir barco. Ni cerrado por Navarra. Ni cerrado por Haizetara, fiestas, marmitako. Nada. Nada de nada.
La vida fluye y vuelan los días, y las cosas que ocurren en ellos pasan, se recuerdan o se olvidan.
Recuerdo el ataque de bichos varios que me dejó la piel frita y el alma colocada por los remedios. Recuerdo noches de calor. Recuerdo mis manos, cubiertas de una piel ajena que solo el aceite de oliva me devolvió. Recuerdo la paciencia de quien me ha cuidado. Las tardes de agua. La playa de la mañana. Recuerdo los paseos con ama. El café que siempre acaba en su blusa. Las preguntas de sus amigas. Bien. Todo bien. Recuerdo la exposición de electrodomésticos en el antiguo Matadero junto al río Ebro. Las aguas azuladas en medio del bosque. La iglesia en ruinas. El mirador con música soterrada de J.M. Serrat. Recuerdo también un maravilloso espectáculo en el Kalealdi, ConCorda. Lo vi dos veces, y lo vería veinte. Recuerdo una tarde con mi amiga del alma. Hablando de todo un poco. Dejándonos llevar como hacemos siempre. Recuerdo con dulzura un montón de momentos buenos. Y como pequeñas anécdotas los momentos raros que me han dejado secuelas que pronto olvidaré. Recuerdo también los libros que he leído. Los que tengo por leer. Recuerdo la visita de un amigo para cenar. Las risas de ayer haciendo una paella enorme. La ilusión de una siesta merecida. Y de los planes que vendrán.
He olvidado cosas. Otro día las recordaré. No hay prisa.
Cuídate y disfruta. Que la vida es eso y recordarla con cariño. Pase lo que pase.
Un beso a R, a P, y a X. Mis personas salvavidas. mjo