"Me la imagino a la pobre levantándose a llorar a gusto y no despertarlo, porque encima somos así de generosas, y acercándose a la ventana para mirar a la calle y comparar la soledad con la tristeza. Hay que ver qué sola puedes llegar a estar de madrugada, llorando sin poderte contener, mirando por la ventana como si por la calle fuera a pasar la solución. La pobre Prudencia estuvo así hasta las seis, se tomó una tila y volvió al lado del simple con los ojos como sandías."
Algún amor que no mate. Dulce Chacón.
He elegido este fragmento. Podía haber escrito cualquier otro. Gracias Cristina. Nos gusta su estilo. Dulce Chacón.
Un beso. mjo
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