"La primera vez que mamá se fue de casa yo acababa de cumplir 6 años, Emma tenía todavía ocho y Silvia, doce. Fue una discusión, una de tantas, o fue quizá la última bocanada de una brisa peligrosamente soterrada de desencuentros, tensiones y enfrentamientos mal evitados que durante un par de semanas nos había barrido como ese viento del sur que, cargado de arena del desierto, se instala en una ciudad, azotándola con su mugre. En casa no había gritos, al menos entre papá y mamá. Ellos "discutían"; nosotros, los niños, "peleábamos".
Un perro. Alejandro Palomas
Esta vez no es el inicio del libro. Es el capítulo número 7.
Tengo una amiga, (todo el mundo tiene una amiga o un amigo así) con un pie en el matrimonio y otro en el divorcio. Difícil mantener así el equilibrio. Casi imposible. A veces me habla de sus cosas. Y yo escucho. Y en esos momentos, yo siempre pienso: Necesita una brújula. Necesita una brújula.
Un beso de norte. mjo
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