"Entonces él se sacó una carta de la chaqueta y se la dio, era una carta de Mateo que había escrito para que la leyera cuando estuviera muerto, y Natalia la cogió y se la guardó en el bolsillo, el bolsillo le quemaba, le quemaba la mano, y pensaba que, cuando aquella carta se escribió, su amor aún vivía, era una persona viva, y ahora estaba sola, sin él, y le gustaría haberlo visto una vez más, pero de momento era mejor no desordenarse, porque la muerte ya es en sí un desorden."
Madre e hija. Jenn Díaz
Mucho. De verdad, mucho. Lo acabo y voy a por otro.
Un beso con flores. mjo
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