No he quiero besarte, ni abrazarte, ni tocarte si quiera. No quería rozar tu piel con la mía en un intento de evitar lo que tú y yo ya sabemos. Imposible. Ha ocurrido de nuevo. El agua vive en Mombasa.
Espero que no llegues a estar así como he estado yo. Espero que lo tuyo sea leve y pase rápido. Qué lo olvides todo pronto. Ahora, solo queda recuperarse de la febril sensación de un beso en la frente, y de tu mano sensible y acalorada sobre la mía, o la mía sobre la tuya, da igual. Estamos unidos con un mismo latido de corazón. Lo que tú deseas, también lo deseo yo. Agua, cama, y un pañuelo de tela blanco.
Querido, te he contagiado vilmente. No ha sido ésa mi intención y tú lo sabes. Cuídate. Pasará y te sentirás mejor. Piensa que, al menos, tienes la suerte de tres días libres por delante. Yo he tenido que estar al pie del cañón con dolor, congestión, y tos.
Un beso de al fin y al cabo somos pingüinos y lo seremos siempre. mjo
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