Me gustaría escribir algo bonito. Algo importante. Algo inteligente. Me gustaría escribir algo que la describiese, y que tú, al leerlo, pudieras sentir, a través de las palabras, lo que significó para nosotras. Pero no puedo. No me sale nada tan grande como ella. Puedo decir que le gustaba pasar las tardes al sol. Que no necesitaba mucho para ser feliz. Y que adoraba darme codazos cuando (según ella) decía tonterías. Te parecerán detalles sin importancia, pero esos serán mis recuerdos más valiosos. Era, y pido perdón por el atrevimiento, mi gruñona favorita, mi señora del bastón y las pocas quejas favorita. Mi, yo así de mayor. La apreciaba y la admiraba a partes iguales. Por su fuerza y por su independencia. Por su carácter y por su cariño. Agradecida como pocas a cualquier detalle pequeño; una visita, un libro, una llamada corta,... me felicitó cada día de mi cumpleaños desde que coincidimos por primera vez en el rincón. Ella no se acuerda, pero mucho antes de eso ya me sacaba sangre en el ambulatorio viejo que ahora es una musika eskola.
Te voy a echar menos M.A.I. y no sabes cuánto. Voy a echar de menos tu manera de resolver las conversaciones con muy pocas palabras. Tu costumbre por no darle importancia a las cosas si no la tienen, y de alegrarte de los regalos que te dio la vida: tu hijo, tus nietos y nieta, tus amigas. Te arrebataron demasiado pronto a personas que tú querías, y ahora, a nosotras, nos arrebatan tu compañía. Qué difícil este último año. Qué difícil. Ahora nos queda tu recuerdo. Y todo lo que hemos compartido. Espero que sea suficiente para no sentir la rabia de no poder volver a verte una de estas tardes de verano. Espero que sea suficiente, aunque no lo creo.
Un beso de todas. mjo
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