"El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros."
Crónica de una muerte anunciada. Gabriel García Márquez
Algunas muertes no se anuncian. Y son así, como despertar de un sueño para caer en una pesadilla.
Nunca hablé con él. O al menos no lo recuerdo. Pero formaba parte de nuestra gente conocida de toda la vida.
Ahora, las personas que le quieren, lloran la pesadilla de una imposible despedida.
Un beso a su gente y sobre todo ... a su chica. mjo
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