Yo no sé qué haría sin ti. Lo mismo me consuelas, que me ayudas, que me cuentas, que me escuchas, que me acompañas, que me haces de técnica auxiliar en problemas de telefonía. Eres la pera limonera. Ahí estabas, bien temprano, asistiendo a mis neuras ante una fatal pérdida de información gráfica. -Todo se arreglará, lo dices convencida y yo te creo. No es la primera vez que me sueltas estas palabras, y siempre aciertas. Qué pequeña me siento y cómo me ayudas. Y es que lo mio con ciertas áreas de la vida moderna no tiene ni perdón. Sorprendentemente zoquete soy (Ay madre, parece la semana de la auto tortura. Horror) El caso es que el problema sigue ahí, pero ya se ve más pequeño, menos importante y, sobre todo, más solucionable. Aún no he hecho nada, creo que me da miedo intentarlo y no conseguirlo. Pero es cierto que ya no me angustia.
Suena el teléfono, es un técnico, te dejo. Espero poder ir solucionando, poco a poco, estas inconveniencias que (entre mis manos) siempre se hacen tremendas. Tanta casualidad junta tiene que ser cosa del destino.
Un beso amarillo y con un solo ojo. mjo
No hay comentarios:
Publicar un comentario