"Cualquier puede morir súbitamente, pero el enfermo sabe que dentro de diez años ya no vivirá. Mi margen de duda no abarca los años sino los meses. Mis probabilidades de acabar por obra de una puñalada en el corazón o una caída de caballo van disminuyendo cada vez más; la peste parece improbable; se diría que la lepra o el cáncer han quedado definitivamente atrás. Ya no corro el riesgo de caer en las fronteras, golpeado por un hacha caledonia o atravesado por una flecha parta; las tempestades no supieron aprovechar las ocasiones que se les ofrecían, y el hechicero que me predijo que no moriría ahogado parece haber tenido razón."
Siempre que paso por un hospital, siento que la enfermedad y la muerte es algo más posible de lo que me gusta pensar. Y comparo la vida con una batalla en la que hay que procurar librar el mal.
Siempre que pienso en estas cosas, me viene Marguerite Yourcenar a susurrar al oído palabras del libro Memorias de Adriano. Y decido releerlo.
Un beso a la vida. mjo
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