Entre los que hago y los que me regalan, ya tengo media docena. Todos bonitos. Y es que llega el final del curso y hay que proponer actividades más locas. Que se manchen las manos, que pinten, que anuden, que hagan regalos. Nos queda solo este mes y ya empiezo a sentir que todo lo que les doy es poco. Este es el momento en el que les consiento salir sin limpiar la mesa, o recoger los botes o dejar las sillas sin colocar. Y mira tú, que es ahora cuando empiezan a limpiar la mesa, recoger los botes y dejar las sillas en su sitio sin que yo les pida que lo hagan. A estas alturas el cariño el mutuo y sincero, y las promesas de volver (como siempre) suenan a verdad inquebrantable. El curso que viene veré caras nuevas y algunas ya no estarán, y no pasa nada. Me saludarán por el pasillo. Gritarán mi nombre. Y sabré que me quieren con ese cariño infantil alegre y generoso.
Un beso con cariño de marieta. mjo
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