Y no es excusa. Es verdad. No paran de pasarme cosas. No son problemas. Lo sé. Pero son dificultades que se cruzan en mi camino los días pares y los impares. Estoy en racha. Si algo tiene que funcionar, no funciona. Si algo es urgente, no acaba de llegar. Si algo se puede resolver con una llamada rápida, será de 2 horas largas. Y así con todo. Y ahora tengo que sumarle a todo un malestar general que empieza por mi garganta, sigue por mi nariz y sale por mis orejas. Pasando, claro, por mi cabeza entera. Infusiones y comida suave cada diez minutos, así ando. Es un desastre. ¿Y yo pretendo hace ejercicio? Que ingenua. Nací blanda y blanda me haré mayor. No hay remedio.
Aún así, quiero dar las gracias a todas esas personas que agradecen este libro o aquel, y a las que dicen que de no ser por el rincón no se habrían acercado a ciertas lecturas.
Gracias, de verdad. Esas cosas no se olvidan.
Un beso de pobrecita de mí. mjo
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