Cada día. Cada minuto. Cada segundo que pasa, yo me oxido un poquito. Eso sí, me oxido con cariño. No hay problema en oxidarse si lo haces con un poco de gracia. Si conoces personas que te agradan, si ves y oyes cosas que te hacen sentir bien, si tu vida es buena, casi ni te das cuenta de que te estás oxidando. Oxidarse es inevitable. Es el ciclo de la vida.
En clase de manualidades y creatividad (en el centro Zelaieta) una chica y yo nos hemos conocido después de muchos años desde la primera vez que nos vimos. Más de ...20? casi 30 años? Era cuestión de tiempo, y de ese pequeño elemento llamado casualidad. Ya está, ya somos casi amigas, y vamos a compartir mesa durante un periodo de tiempo. Y durante ese tiempo yo continuaré oxidándome sin problema y agradecida por las vueltas que da la vida.
Envejecer no es malo y ser consciente de ello y de sus privilegios... muy sano.
Un beso de monitora contenta. mjo
Nota: Existe un libro cuyo título es: Si paro me oxido de Luis Fernando Serrano. Un iroman con esclerosis multiple.
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