Abro un ojo. Veo luz. Lo cierro. Suena el despertador. Son las 6:15h. Me levanto.
Cierro los ojos de nuevo a las 8:00h. Porque yo lo valgo. Estoy de reposo.
Abro un ojo. Pienso en la lista de cosas que tengo que hacer. Muchas. Vuelvo a cerrar el ojo abierto.
Suena un despertador (puesto por si caigo en un sueño profundo y no despierto. Tengo que trabajar.) Apago el despertador y vuelvo a cerrar los ojos.
Abro los ojos. Escucho la lluvia. Qué bello es escuchar la lluvia, así, calentita.
No tengo remedio.
Soy como la bella durmiente, pero con pijama de cuadros. Soy como la princesa del guisante, pero sin guisante. Soy Blancanieves después de morder la manzana del emisario de la madrastra. Soy una dormilona. Una marmota. Un pequeño koala. Despierto y duermo. Despierto y vuelvo a dormir. Y cada vez, la lista de cosas que tengo que hacer, se hace más corta. La hago yo más corta.
En un par de horas estaré con un montón de pequeñas mentes creativas haciendo mariposas de papel. Llevaré un termo con té.
Un beso de princesa de cuento. mjo
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