Me levanto temprano. Antes de la hora acostumbrada. Es de noche y tardará aún en dejar de serlo. Quiero terminar el libro que estoy leyendo. Necesito terminarlo. No sé muy bien por qué. Pero así pasa cuando un libro te encanta. Deseas llegar al final. Y si es posible, de una manera tranquila. En silencio. A solas.
A las 6 ya he acabado, y empiezo, solo unas primeras hojas, otro. Es por ese miedo mío al vacío que deja una lectura si no hay otra que espera. Necesito otro ahí. Cerca.
Es una bonita manera de empezar un lunes, leyendo mientras todo duerme. Dejando, para un poco después, esa realidad que aparecerá sencilla y atareada. Vamos, nos espera un lunes atiborrado de ocupaciones. El tiempo vuela.
Un beso de luz de bombilla y té caliente. mjo
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