Todavía me duelen hoy los diálogos a fuerza de mímica, los sentimientos y lances amorosos expresados a pura pestaña escitilante y cejas heridas; la pena del bigotito como chocolatín adherido al labio superior, la aristocracia del bufo que mejor que Hamlet enseña el descarne de la calavera. La familia comentaba mis largas extremidades de charabón, los pies grandotes que me pesaban tanto como a Chaplin deberían pesarle sus zapatones.
El libro es de Aurora Venturini
Nosotoros, los Caserta
Sí, la autora de Las primas
Un beso de chocolatines con mis amigotas un martes por la noche. mjo
Nota: He escondido la caja en un mueble de marieta. Nos vemos pronto.
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