Ayer fuimos al teatro. El chico que hizo el diseño de luces, el hijo del chico y la madre del hijo del chico. Me lo pasé pipa. Sobre el escenario, algunas personas que ya conocía y otras que conocí ayer. Directora de la obra incluida.
En un espectáculo fresco como la cerveza de verano, me hicieron recordar momentos y detalles que viví en mi adolescencia. Me reí. Me sorprendí. Aplaudí. Y agradecí la creación de cosas así. Un poco locas. Un bastante gamberras. Un mucho anárquicas. Y sobre todo valientes y originales.
El título es Mierda de ciudad y en el teatro había anoche algo más de cien personas. De todas las edades. De todos los colores. Y todo el mundo contento.
Al terminar les saludamos, hablamos, y comprobé, una vez más, algo que ya sabía. Allá donde va el chico que hizo el diseño de luces, le aprecian. (No pongo le adoran, porque lo mismo lee esto y luego me dice exagerada. Quita, quita. Pero le va bien también ese verbo).
Lo de Mucho Asko es un chiste que hacen en al obra. No te lo destripo, que le quito la gracia.
Un beso con jersey atado al culo. mjo
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