Siesta de casi dos horas y una tarde muy productiva. (Espero poder hacer todas las cosas que tengo en la lista.) Sé de buena tinta que lo de la siesta es contagiosa, tanto como un virus, y casi tanto como un bostezo. Le hablaba a mi compi de espejo de mi necesidad de soñar tras la infusión del mediodía y he inducido en él un sueño de principe encantado por la bruja malvada tras unos minutos de documental en versión original traducido con cariño. Y es que me sentía yo culpable por no producir durante esos intervalos de pérdida de la consciencia, y él me calmaba diciendo que al menos endorfinas sí que fabricaría. Y eso también es bueno. Muy bueno.
En estos días de encierro voluntario, de cuarentena, de aislamiento, de compañerismo, no me parece mala idea seguir madrugando para sacarle chispas a la mañana, descansar un poco tras la comida y darle un buen meneo a la tarde hasta que llegue la cena. Y por la noche, como no, algo de cine o tal vez alguna serie.
En esta vida hay que abusar de eso que nos sienta bien, siempre que no sea malo. Viva la siesta. Viva el descanso. Mientras duermes,... vuelas.
Un beso de solo me falta el chupete. mjo
2 comentarios:
Es lo que tienen los documentales frikis ...duermes como un bebé. Especialmente si son de misterios raros.. Además como te duermes tienes que volver a verlos...y otra vezzzzzzzzx
Los documentales frikis, los reportajes sobre ciencia, la voz de mi hijo leyendo los deberes de euskera.
Yo soy de esas personas que si se relajan, ... roncan.
Un besote y no trabajes mucho, compañero. mjo
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